FRANCO

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Franco defendió la II República

CRONOLOGÍA

El 10 de agosto de 1932, el General Sanjurjo, su antiguo Jefe en África, realiza un levantamiento militar en Sevilla y con alguna consecuencia en Madrid.

El frustrado levantamiento militar pro-monárquico del general Sanjurjo, por entonces director general de la Guardia Civil, Azaña, sobresaltado, pregunta: “¿Dónde está Franco?”. Millán Astray diría: “Franco no quiere intervenir en la política nacional ni ha pensado nunca sublevarse el 10 de agosto, pero yo sé que lo haría si viese que el Gobierno de la República disuelve la Guardia Civil o que llega la hora del comunismo. Ese día, sólo, con muchos o con pocos, se echará al campo”.

Franco dijo: “al Ejercito no le es lícito sublevarse contra un partido, ni contra una constitución, porque no le gusten; pero tiene el deber de levantarse en armas para defender a la Patria, cuando esté en peligro de muerte”

Septiembre de 1934. José Antonio Primo de Rivera -diputado- se dirige por carta al general Franco -Comandancia Militar de Baleares-.

"Ya conoce usted lo que se prepara: no un alzamiento tumultuario, callejero [...] sino un golpe de técnica perfecta, con arreglo a la escuela de Trotsky". El estado ha dimitido del sentido de autoridad. "Una victoria socialista tiene el valor de invasión extranjera [...] el alzamiento socialista va a ir acompañado de la separación, probablemente irremediable, de Cataluña. [...] Todas estas sombrías posibilidades [...] me ha llevado a romper el silencio hacia usted [...] ante lo inaplazable, creo que cumplo con mi deber sometiéndole estos renglones".

La carta lleva fecha de 24 de septiembre de 1934 y no se conoce respuesta alguna del general Franco.

Octubre de 1934. Ante la Revolución de Asturias y Cataluña, Franco (Teniente Coronel, unidad de África) fue llamado por el Gobierno legítimo salido de las elecciones de 1933, para salvar la República democrática y evitar la implantación en España de la dictadura del proletariado.

Diciembre de 1935, se produce una crisis de Estado.

Alcalá Zamora en plena crisis ministerial y en pleno período de consultas, mandó a la Guardia Civil que rodease el Ministerio de la Guerra y tomase algunos puntos estratégicos de Madrid, en previsión de lo que pudiese pasar ante su decisión de no entregar el Gobierno a quien parlamentaria y constitucionalmente le correspondía, a don J.M. Gil Robles, jefe de la CEDA.

J.M. Gil Robles ante esta situación propone al general Fanjul que los militares ocupen transitoriamente el poder con objeto de que se salve el espíritu de la constitución y se evite un fraude gigantesco de signo revolucionario.

Para lo que se reunieron los Generales Franco, Fanjul, Vareja y Goded. En un principio no hubo identidad de criterios. Al final, la resolución fue unánime. El General Franco les convenció de que no podía, ni debía contarse con el Ejército, en aquellos momentos, para dar un golpe de Estado.

Enero de 1936. Ante la proximidad de las elecciones, José Antonio Primo de Rivera consigue una entrevista con el general Franco, todavía jefe del Estado Mayor Central. El jefe de la Falange le expone a Franco la necesidad de adelantarse al triunfo de la revolución marxista por medio de la insurrección militar. Franco estuvo evasivo, divagatorio y todavía cauteloso. José Antonio queda muy decepcionado.

Febrero de 1936. El Frente Popular se echa a la calle, provocando los primeros enfrentamientos y situaciones insostenibles en muchas ciudades españolas. El Consejo de Ministros, proclama el Estado de alarma en toda España.

Portela Valladares –Presidente del Gobierno, por tres días- recibió a Franco. Este le quiso hacer ver la gravedad de los acontecimientos. Dónde Franco primero le tiene que recordar al Jefe del Gobierno cual es su deber y luego rechazar otra vez, la sugerencia del golpe de Estado del mismísimo presidente del Gobierno.

Mayo de 1936. El 4 de mayo de 1936, José Antonio redacta una clandestina "Carta a los militares de España" que se distribuye ampliamente por las guarniciones.

Junio de 1936. Franco escribe una carta al Ministro de la Guerra don Santiago Casares Quiroga, que también es Jefe del Gobierno.

Franco muestra su deseo de evitar la tragedia de la guerra civil.

El 23 de junio de 1936, un párrafo de esa carta al Ministro de la Guerra decía: ”Aquel movimiento de indisciplina colectivo de 1917, motivado, en gran parte, por el favoritismo y arbitrariedad en la cuestión de destinos, fue producido en condiciones semejantes, aunque en peor grado que las que hoy se sienten en los Cuerpos del Ejército. No le oculto a V.E. el peligro que encierra este estado de conciencia colectivo en los momentos presentes, en que se unen las inquietudes profesionales con aquellas otras de todo buen español ante los graves problemas de la Patria”. Esta carta fue considerada como una última apelación al Gobierno para que impusiese disciplina desde la legalidad. Y era una advertencia clara, que nadie se había atrevido a formular al Gobierno.

Franco confía hasta ultimísima hora en un milagro. No olvidemos que ese 23 de junio de 1936, todavía no ha muerto asesinado Calvo Sotelo.

Franco tuvo fe precisamente hasta ese día, el día -13 de julio de 1936- que asesinaron a Calvo Sotelo. (esta fue la gota que colmo el vaso)

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

Diez días más tarde, el 11 de julio, tras pronunciar Calvo Sotelo un elocuente discurso denunciando el caos ciudadano, Dolores Ibarruri, La Pasionaria, diputada comunista, le amenazó de muerte.

Dichas palabras nunca aparecieron en el diario de sesiones y la autora ha negado repetidas veces haberlas pronunciado, no obstante

"Me acuerdo del día que Dolores Ibarruri le dijo a Calvo Sotelo aquello de «has hablado por última vez», porque yo me sentaba en un escaño muy cercano al de Calvo Sotelo".
Josep Tarradellas (entrevista por Pilar Urbano)
Revista "Época", nº 33; 1985; p. 26.


Además, Salvador de Madariaga, diputado republicano en ese momento, publicó más tarde
"Dolores Ibarruri, la Pasionaria, del partido comunista de las Cortes, le gritó:
«Este es tu último discurso» Y así fue".

Homenaje a Manuel Azaña, jefe del Gobierno.
Entre otras personalidades, a la izquierda, Santiago Casares; a la derecha Francisco Franco

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